viernes, 18 de noviembre de 2011

Comentario de Luis García Montero

Hasta ahora ciertas entes económicas se han ocupado de hacer sentir como culpables de esta gran crisis a todos y cada uno de los ciudadanos, basándose en que en su país se ha llevado a cabo unas políticas de derroche y en que cada uno de los particulares y en su gobierno se ha vivido por encima del nivel que le permitía su economía. Se tiende a echar la culpa a aquellas instituciones que realmente no la tienen, que se ha derrochado, sí, pero eso no ha provocado esta crisis mundial que estamos sufriendo actualmente, sino que las entidades bancarias que son realmente los que controlan todos los tejemanejes, han realizado su mala gestión, han provocado situaciones de desplome, provocadas en su mayoría por el juego de la especulación.

Ahora debemos enfrentarnos a esta situación en la que todos debemos pagar, e independendientemente de una tendencia política u otra, (se ve muy bien expresada la tendencia del autor) deben buscarse soluciones para todo el conjunto sin reservas determinadas por fines políticos, en estos momentos hay que priorizar y lo primero es salir de esta prima de riesgo tan alta (ha alcanzado los 500 puntos) , y lo ideal sería que todos los partidos políticos apartaran por un momento sus continuos intereses políticos y comenzaran a dar facilidades para resolver el problema, y una vez tomadas las medidas, que siga la polémica.
Lo único que se ha visto en estos años ha sido la política de un Gobierno que no había previsto una crisis mundial y que a corto plazo no ha sabido responder, pero también lo único que se ha visto han sido los reproches de los restantes partidos opositarios, pero ninguna ayuda o propuesta. Sin embargo, ahora que comienzan las elecciones al Gobierno, han comenzado a aflorar de la nada cientos de medidas anticrisis que hasta ahora parecían no haber sido descubiertas, medidas anticrisis que ahora sí, obtendrán un beneficio llamado voto. El confiarle ese beneficio a uno u otro ya será algo personal, pero lo que también es cierto es, a nivel general, que más hubiera valido prevenir que curar, en palabras del autor, que se podría haber prevenido este capitalismo especulativo si  Europa hubiera decidido convertirse en  un Estado Real en detrimento de una unión monetaria que la hacia balancearse al compás de los mercados. Lo que sí es cierto que el problema está ahi y parece que nadie hace nada por resolverlo si no recibe nada a cambio, y la realidad más cierta es que hay que tomar medidas, porque hoy se ha derrumbado nuestro vecino, pero todos estamos sujetos por la misma cuerda, y mañana puede tocarnos a nosotros.

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