RESUMEN
Hoy en día cada vez más son las personas que buscan una infelicidad gratuita basándose en todas las desgracias que asolan el mundo, o encontrando hasta en el más mínimo detalle una razón para ser infeliz. El tipo de personas que anda todo el día quejándose de las penurias de este planeta. Pero casualmente un gran porcentaje de estas personas gustan de quejarse de los males mundanos, pero sin embargo, no gustan de ayudar a los más cercanos desgraciados a los que sí podrían ayudar de verdad y no lo hacen. El problema no es solo este, sino que el número de este tipo de personas tan negativas va en aumento, y cada vez hay más personas con una actitud de infelicidad permanente, por motivos que son tan generales que escapan a ellos. Aún así ellos encuentran un motivo para indignarse.
TEMA E IDEAS
El tema de este artículo de opinión es el aumento de aquellas personas que buscan permanentemente razones para ser infelices.
El artículo tendría una estructura de tipo ejemplificadora, ya que la idea principal la podemos encontrar de manera general como la búsqueda de razones, que a veces incluso escapan a sus medios, para ser infelices por parte de un sector de la sociedad, pero el autor la desarrolla a través de dos ejemplos o anécdotas que le sirven para tratar su tema.
También podemos encontrar ideas secundarias como la indignación de ese sector ante problemas mundiales contrapuesto a su pasividad ante los problemas de personas más cercanas, en los que sí estaría en su mano ayudar, la oposición del autor ante considerar a todos los seres vivos en un mismo plano...etc.
El texto lo podemos estructurar en las siguientes partes:
En la primera parte: (Línea 1-17) El autor expone una anécdota en la que tiene un primer encuentro con una de esas personas infelices (un poeta de renombre) que solo mostraba interés y obsesión por temas como el hambre, las guerras... llegando hasta a ser "antisocial".
En la segunda parte:(Línea 18- 42) donde refleja la impresión dada por ese "encontronazo". Defiende nuestra capacidad de compasión humana, pero reconoce su límite. También corrobora que casualmente esas personas tan preocupadas por el mal del mundo, poco les preocupa el mal que padece el que vive en el escalón de su portal.
En la tercera parte: (Línea 43- 76) En esta última parte entremezcla un nuevo ejemplo en el que lee el artículo de una poetisa, el cual le produce un rechazo a la idea de considerar a todas las razas, pueblos y especies como iguales. Destaca los grandes hechos humanos para contrarrestar esa opinión y asimismo sostiene una actitud más positiva de cara a esos sucesos que nos permita ser más o menos felices.
COMENTARIO CRÍTICO:
En este texto de opinión el autor se muestra indignado ante las ganas de ser infeliz de ciertas personas, que buscan hasta en el detalle más nimio una razón para serlo.
Para defender su tesis expone dos anécdotas una al principio, en la que se sorprende ante la actitud de un famoso poeta que llega a ser hasta desagradable con él, ya que en un principio el autor le pregunta sobre su problema de salud personal, a lo que él responde que podría imaginárselo tal y como está el mundo de desgracias hoy en día. En esta anécdota el autor expone un tipo de esta actitud infeliz, en la que este hombre se sentía infeliz por causas inalcanzables para él. En contraposición en la segunda anécdota en la que lee el artículo de una famosa escritora se indigna ahora por un segundo tipo de esta actitud en la que esta mujer se siente infeliz ahora porque no consideramos como iguales a todos los seres vivos del planeta, ella piensa que somos todos iguales y por ello cree que se está cometiendo una coacción contra ello. Este tipo de infelicidad se ha trasladado ahora hasta un problema que es demasiado concreto, tan concreto que tal y como señala el autor llega a los "guijarros y las hojas". Parece un poco contradictorio esas causas tan generales como guerras, hambre, epidemias... trasladadas a un ámbito más pequeño; insectos, piedras, ¿descenderá hasta los átomos?.
El autor lo que quiere subrayar con esto es que este tipo de personas buscan cualquier razón hasta en el más escondido de los rincones, razones a las que no tienen acceso ni individualmente a través de ellos tienen solución.
No se quiere decir con esto que simplemente veamos en las noticias una guerra o un acto injusto y (como mínimo) no nos indignemos. Es más, ya depende de la actitud de cada uno, debemos intentar solucionarlo aportando nuestro granito de arena. El desierto en toda su extensión está constituido por minúsculos granos de arena. Pero lo que no es razonable es que estemos permanentemente amargados por estos hechos, siempre va a haber infelicidad e injusticia en el mundo, pero debemos saber encontrar el punto límite, debemos saber encontrar un equilibrio, sin dejar de compadecernos o sentirlo, e incluso luchar por intentar cambiarlo, pero no llevarlo hasta el extremo de ser infelices toda nuestra vida por causas ajenas. Y no sería esto falta de empatía. Resulta que la mayoría de estas personas que actúan así tienen una curiosa manera de expresar empatia hacia causas muy universales que no les competen, pero no tienen la misma facilidad para expresarla con personas más cercanas, ajenos a ellos, a los que sí podrían proporcionar algún tipo de ayuda.
En cuanto al argumento de la segunda anécdota, sería una exageración llevar a las unidades más pequeña de este mundo nuestra infelicidad, ser infelices por ello. Evidentemente no podemos considerarnos en igualdad con una mosca, pero sí que no debemos olvidar nunca, ya que es lo más importante de nuestras vidas, que hasta la mosca más puñetera es imprescindible, y que hay que respetar a cada ser vivo como respetaríamos a cualquiera de los humanos, ya que de ellos y de su equilibrio dependemos todos. Si este equilibrio se alterase ni todo nuestro "desarrollo" ni toda nuestra "grandeza" nos salvarían de hundirnos con ellos
Hoy en día cada vez más son las personas que buscan una infelicidad gratuita basándose en todas las desgracias que asolan el mundo, o encontrando hasta en el más mínimo detalle una razón para ser infeliz. El tipo de personas que anda todo el día quejándose de las penurias de este planeta. Pero casualmente un gran porcentaje de estas personas gustan de quejarse de los males mundanos, pero sin embargo, no gustan de ayudar a los más cercanos desgraciados a los que sí podrían ayudar de verdad y no lo hacen. El problema no es solo este, sino que el número de este tipo de personas tan negativas va en aumento, y cada vez hay más personas con una actitud de infelicidad permanente, por motivos que son tan generales que escapan a ellos. Aún así ellos encuentran un motivo para indignarse.
TEMA E IDEAS
El tema de este artículo de opinión es el aumento de aquellas personas que buscan permanentemente razones para ser infelices.
El artículo tendría una estructura de tipo ejemplificadora, ya que la idea principal la podemos encontrar de manera general como la búsqueda de razones, que a veces incluso escapan a sus medios, para ser infelices por parte de un sector de la sociedad, pero el autor la desarrolla a través de dos ejemplos o anécdotas que le sirven para tratar su tema.
También podemos encontrar ideas secundarias como la indignación de ese sector ante problemas mundiales contrapuesto a su pasividad ante los problemas de personas más cercanas, en los que sí estaría en su mano ayudar, la oposición del autor ante considerar a todos los seres vivos en un mismo plano...etc.
El texto lo podemos estructurar en las siguientes partes:
En la primera parte: (Línea 1-17) El autor expone una anécdota en la que tiene un primer encuentro con una de esas personas infelices (un poeta de renombre) que solo mostraba interés y obsesión por temas como el hambre, las guerras... llegando hasta a ser "antisocial".
En la segunda parte:(Línea 18- 42) donde refleja la impresión dada por ese "encontronazo". Defiende nuestra capacidad de compasión humana, pero reconoce su límite. También corrobora que casualmente esas personas tan preocupadas por el mal del mundo, poco les preocupa el mal que padece el que vive en el escalón de su portal.
En la tercera parte: (Línea 43- 76) En esta última parte entremezcla un nuevo ejemplo en el que lee el artículo de una poetisa, el cual le produce un rechazo a la idea de considerar a todas las razas, pueblos y especies como iguales. Destaca los grandes hechos humanos para contrarrestar esa opinión y asimismo sostiene una actitud más positiva de cara a esos sucesos que nos permita ser más o menos felices.
COMENTARIO CRÍTICO:
En este texto de opinión el autor se muestra indignado ante las ganas de ser infeliz de ciertas personas, que buscan hasta en el detalle más nimio una razón para serlo.
Para defender su tesis expone dos anécdotas una al principio, en la que se sorprende ante la actitud de un famoso poeta que llega a ser hasta desagradable con él, ya que en un principio el autor le pregunta sobre su problema de salud personal, a lo que él responde que podría imaginárselo tal y como está el mundo de desgracias hoy en día. En esta anécdota el autor expone un tipo de esta actitud infeliz, en la que este hombre se sentía infeliz por causas inalcanzables para él. En contraposición en la segunda anécdota en la que lee el artículo de una famosa escritora se indigna ahora por un segundo tipo de esta actitud en la que esta mujer se siente infeliz ahora porque no consideramos como iguales a todos los seres vivos del planeta, ella piensa que somos todos iguales y por ello cree que se está cometiendo una coacción contra ello. Este tipo de infelicidad se ha trasladado ahora hasta un problema que es demasiado concreto, tan concreto que tal y como señala el autor llega a los "guijarros y las hojas". Parece un poco contradictorio esas causas tan generales como guerras, hambre, epidemias... trasladadas a un ámbito más pequeño; insectos, piedras, ¿descenderá hasta los átomos?.
El autor lo que quiere subrayar con esto es que este tipo de personas buscan cualquier razón hasta en el más escondido de los rincones, razones a las que no tienen acceso ni individualmente a través de ellos tienen solución.
No se quiere decir con esto que simplemente veamos en las noticias una guerra o un acto injusto y (como mínimo) no nos indignemos. Es más, ya depende de la actitud de cada uno, debemos intentar solucionarlo aportando nuestro granito de arena. El desierto en toda su extensión está constituido por minúsculos granos de arena. Pero lo que no es razonable es que estemos permanentemente amargados por estos hechos, siempre va a haber infelicidad e injusticia en el mundo, pero debemos saber encontrar el punto límite, debemos saber encontrar un equilibrio, sin dejar de compadecernos o sentirlo, e incluso luchar por intentar cambiarlo, pero no llevarlo hasta el extremo de ser infelices toda nuestra vida por causas ajenas. Y no sería esto falta de empatía. Resulta que la mayoría de estas personas que actúan así tienen una curiosa manera de expresar empatia hacia causas muy universales que no les competen, pero no tienen la misma facilidad para expresarla con personas más cercanas, ajenos a ellos, a los que sí podrían proporcionar algún tipo de ayuda.
En cuanto al argumento de la segunda anécdota, sería una exageración llevar a las unidades más pequeña de este mundo nuestra infelicidad, ser infelices por ello. Evidentemente no podemos considerarnos en igualdad con una mosca, pero sí que no debemos olvidar nunca, ya que es lo más importante de nuestras vidas, que hasta la mosca más puñetera es imprescindible, y que hay que respetar a cada ser vivo como respetaríamos a cualquiera de los humanos, ya que de ellos y de su equilibrio dependemos todos. Si este equilibrio se alterase ni todo nuestro "desarrollo" ni toda nuestra "grandeza" nos salvarían de hundirnos con ellos